Agente de la DEA es acusado de lavar millones de dólares del cartel que investigaba

Un agente federal de narcóticos de Estados Unidos, que fuera conocido por gastar generosamente en automóviles de lujo y joyas de Tiffany, fue arrestado bajo la acusación de conspirar para lavar dinero con el mismo cartel de drogas colombiano contra el que se suponía que estaba luchando.

José Irizarry y su esposa fueron arrestados el viernes en su casa cerca de San Juan, Puerto Rico, como parte de una acusación federal de 19 cargos que acusó a Irizarry, de 46 años, de «usar secretamente su posición y su acceso especial a la información» para impedir que millones de dólares procedentes del narcotráfico fueran interceptados por la Agencia de Control de Drogas (DEA, por sus siglas en inglés).

Los fiscales federales en Tampa, Florida, alegan que la conspiración no solo enriqueció a Irizarry, sino que benefició a otros dos co-conspiradores que no aparecen en la acusación. Uno fue funcionario público colombiano mientras que el otro fue descrito como el jefe de una organización de tráfico de drogas y lavado de dinero que se convirtió en el padrino de los hijos de la pareja Irizarry en 2015, cuando el agente de la DEA fue enviado a la turística ciudad colombiana de Cartagena.

«Es un ojo morado para la DEA tener un agente propio involucrado a un nivel tan alto de corrupción», dijo Mike Vigil, exjefe de Operaciones Internacionales de la DEA. «Puso en peligro las investigaciones. Puso en peligro a otros agentes y a los informantes».

El año pasado The Associated Press reveló la magnitud de las presuntas irregularidades de Irizarry, lo cual activó las alarmas de la DEA, en donde sus ostentosos hábitos e historias de escandalosas fiestas en yates con prostitutas en bikinis eran legendarias entre los agentes.

Pero antes de ser expuesto, Irizarry había sido un agente modelo y había recibido premios y elogios de sus supervisores. Después de unirse a la DEA en Miami en 2009, se le encomendó una operación encubierta de lavado de dinero utilizando empresas pantallas, cuentas bancarias fantasmas y correos. Irizarry renunció en enero de 2018 después de ser reasignado a Washington, cuando su jefe en Colombia comenzó a sospechar.

El caso ha generado preocupación dentro de la agencia antidrogas, pues se teme que la conspiración puede haber comprometido las operaciones encubiertas y anular los casos penales.

«Sus huellas digitales están en docenas de arrestos y acusaciones», dijo David S. Weinstein, un exfiscal federal en Miami. «Podría tener un efecto dominó y hacer que los tribunales reexaminen cualquier caso en el que él estuvo involucrado».

Irizarry y su esposa pagaron una fianza de $10,000 cada uno y fueron liberados. La DEA remitió comentarios al Departamento de Justicia y los mensajes al abogado de Irizarry no han sido contestados por el momento.

Uno de los dos conspiradores no identificados en la acusación es Diego Marín, un pariente de la esposa de Irizarry, según dos personas familiarizadas con la investigación que aceptaron suministrar detalles mientras no se mencionen sus nombres, pues no están autorizados para revelar información relacionada con la investigación. La esposa, Irizarry-Gomez, de 36 años, fue acusada de conspiración para lavar dinero.

Funcionarios estadounidenses y colombianos consideran a Marín como uno de los principales sospechosos de lavado de dinero en Colombia en la última década. Apodado ‘el rey del contrabando de Colombia’, se cree que usa dólares de la droga para importar contenedores de productos electrodomésticos y textiles de Asia, que terminan vendiéndose en los llamados ‘mercados de pulgas’, con grandes descuentos.

Marín fue arrestado en 1993 por lavar dinero del narcotráfico para el Cártel de Cali, invirtiéndolo en electrodomésticos con destino a Colombia. Pero nunca fue acusado, y desde entonces ha eludido el enjuiciamiento al aprovechar las relaciones construidas durante décadas como informante para múltiples agencias policiales estadounidenses, dijeron los funcionarios.

El abogado de un testigo estrella del caso, un exinformante de la DEA que fue manipulado por Irizarry, celebró los cargos. Gustavo Yabrudi recibió una sentencia de 46 meses el año pasado por su papel en una conspiración multimillonaria de lavado de dinero.

«El señor Yabrudi ha estado esperando por este día durante casi dos años”, dijo el abogado, Leonardo Concepción. «Es hora de que quienes movieron los hilos y abusaron de su autoridad sobre él sean obligados a responder por sus acciones».

A partir de 2011, Irizarry presuntamente usó su placa para presentar informes falsos y engañar a sus superiores, todo mientras ordenaba al personal de la DEA que transfiriera fondos reservados para operaciones encubiertas a cuentas en España, los Países Bajos y otros lugares que controlaba o que estaban vinculados a su esposa y demás conspiradores.

El exagente también está acusado de compartir información confidencial sobre la aplicación de la ley con sus cómplices.

La DEA se ha negado a comentar sobre la captación de Irizarry y las posibles señales de alerta que surgieron durante su proceso de selección, ya que el exagente fue contratado a pesar de que mostró signos de engaño en un examen de polígrafo y se declaró en bancarrota con deudas de casi $ 500,000. A pesar de ello, tras ser contratado se le permitió manejar transacciones financieras.

En total, Irizarry y otros informantes bajo su dirección manejaron al menos $ 3.8 millones que la DEA debería haber rastreado cuidadosamente como parte de las investigaciones encubiertas de lavado de dinero.

No toda esa cantidad fue extraída y embolsada por los conspiradores. Pero la acusación detalla que al menos $900,000 se pagaron a una sola cuenta criminal abierta por Irizarry y un informante que utilizó el nombre, pasaporte y número de seguro social de una tercera persona que no sabía que su identidad había sido robada.

Joyas, viviendas y autos de lujo

Los ingresos del supuesto plan financiaron una verdadera ola de gastos que incluyó la compra de un anillo de diamantes Tiffany de $30,000, un BMW, tres Land Rovers y una casa de $ 767,000 en Cartagena, así como otras casas en el sur de la Florida y Puerto Rico, donde la pareja ha estado viviendo últimamente.

El dinero desviado también financió la compra en Miami de un Lamborghini Huracan Spyder 2017 a nombre de un miembro de la familia del conspirador 2.

Un Lamborghini rojo con la misma identificación que aparece en la acusación pertenece a Jenny Ambuila, quien fue arrestada el año pasado en Colombia junto con su padre, Omar Ambuila, agente de aduanas en el puerto de Buenaventura, un importante punto de tránsito de cocaína y productos de contrabando en los que se invierten los ingresos de la venta de narcóticos.

Antes de su arresto, Jenny Ambuila compartió fotos y videos en Facebook de ella misma posando junto al auto deportivo rojo, valorado en más de $300,000. Omar Ambuila es el otro conspirador mencionado en la acusación, según las dos personas familiarizadas con la investigación.

La acusación se presentó una semana después de que otro exagente de la DEA fuera sentenciado a cuatro años en una prisión federal por su papel en una trama de drogas de una década que involucró el contrabando de miles de kilogramos de cocaína desde Puerto Rico a Nueva York.

Univision

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