El estrés pandémico ha acelerado el envejecimiento

03/10/2014 Estrés. Si en el arte de la guerra conocer al enemigo es clave para vencerlo, en la contienda diaria con el estrés, distinguir entre lo cierto y lo falso puede ayudarnos a frenar sus efectos nocivos y a que la delgada línea entre salud y enfermedad tenga unos límites más definidos. ESPAÑA EUROPA MADRID SALUD GETTY/MAURUSONE

En estos últimos tres años, el síndrome de envejecimiento se ha acelerado exponencialmente. El estrés social originado por la pandemia y la infestación viral, ha vaciado nuestros depósitos de minerales y antioxidantes, haciendo que la reparación celular ya no sea como antes. Y, cuando esto sucede, envejecemos más rápidamente.

¿Por qué nos salen más arrugas, tenemos más cansancio general y la depresión va en aumento?

Ya vivíamos en una sociedad que iba muy de prisa. Estábamos en el ciclo fatídico (trabajo-deudas a pagar-trabajo), lo que yo llamo el “esquema sicodown”. Y llegó la temporada de temor, estrés sobreañadido y enfermedad, en la cual el cuerpo ha tirado de reservas para mantener el correcto funcionamiento de los sistemas nervioso e inmunológico, y el control del metabolismo.

Para ello, necesita materias primas como zinc, cobre, magnesio y vitaminas E, A y C, además de proteínas, aminoácidos, grasas saludables (omega 3) y carbohidratos de absorción lenta. Aparte de otros minerales, que por su sobreuso comienzan a escasear. Y entonces, el ADN no se puede replicar correctamente, no se forman células nuevas para reponer y aparece el daño o lesión celular. Todo esto va acompañado de disminución del descanso y de poca actividad deportiva y de ocio. Así comienza la catástrofe.

¿Cómo ralentizar e impedir el envejecimiento prematuro por estrés oxidativo?

No deben faltar los cinco minerales grandes:

-Hierro, para la formación de hemoglobina y transporte de oxígeno, aparte de ser cofactor de reacciones químicas y del aumento del sistema inmunológico.

-Zinc y cobre, para formar nuevas células para la salud de la piel, el pelo, el colágeno y la médula ósea, la salud inmunológica y el aumento de la testosterona y la hormona de crecimiento.

-Magnesio: es bueno para el sistema óseo, funcionamiento de enzimas, crecimiento celular, control del potasio, equilibrio ácido básico, sistema inmunológico, absorción y mantenimiento de los niveles de calcio. Sin olvidar a su primo, el manganeso, con poderosa acción antioxidante, catalizador de reacciones bioquímicas enzimáticas y modulador de otros minerales.

Debiera tomarse un suplemento mineral portador de estos elementos a primera hora de la mañana, con la comida, bajo supervisión médica.

Por otro lado, están los flavinoides y las vitaminas que no deben faltar. La E es antioxidante, reparadora anticancerígena y antiinflamatoria. El retinol o vitamina A también es reparador antioxidante y regenerador. La C es la reina del organismo. Sin ella morimos, literalmente, pues vigila todo lo que ocurre en el cuerpo, por lo que siempre está en déficit.

Todo esto va unido a una dieta con verduras, frutas, hortalizas, sin azúcar ni edulcorantes de ningún tipo de ningún tipo. Solo tomar el azúcar natural de los alimentos, y abundante pescado blanco o suplementación con omega.

Al seguir una dieta Montel 11-2-9, no habrá carencias nutricionales. Comer bien no es lo mismo que nutrirse bien. Y, en estos tiempos, la nutrición y la suplementación son claves para la salud. Ante cualquier duda sobre suplementación, consulta siempre a tu médico.

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